miércoles, 26 de septiembre de 2012

RUTA AL PICO CASTILLO (SIERRA DE QUILAMAS)


Como no podía ser de otra manera, después de haber realizado la ruta hacia la cueva de la mora, y siendo conocedores de la leyenda de la reina Quilama, que junto con Rodrigo, último rey godo, parece ser que estuvieron por esta sierra y mandaron construir una fortaleza donde vivieron y se refugiaron de los musulmanes, en lo alto del pico Castillo, teníamos la curiosidad de conocer dicha cumbre y ver con nuestro propios ojos los vestigios que aún quedan de aquéllas circunstancias que acontecieron hace ya muchos siglos, por ello, nos dirigimos en coche hasta el pueblo serrano de Garcibuey desde donde partiríamos nuestra nueva ruta.
Una vez en Garcibuey y con las mochilas ya en la espalda, emprendimos el camino, primero atravesamos la carretera y tomamos una pista forestal que en breve subida, entre viñedos y con los hermosos racimos de uva negra a punto de ser vendimiados, llegamos hasta un pequeño merendero entre pinos, junto a un estanque de forma circular que hace las veces de presa para abastecimiento de agua del pueblo. Desde aquí, tomamos una pista que pronto se convertirá en estrecho sendero empedrado. A nuestra derecha, varios metros más abajo discurre el pequeño arroyo de la palla, que nace en las estribaciones del pico Codorro, otra de las cumbres de Quilamas, y a nuestra izquierda la ladera se empina hacia otras cumbres de menor altura. Por esta zona del río descubrimos varias antiguas construcciones de piedra, ya un tanto deterioradas, que parecen castros celtas, entre riscos, con el agua cerca y en lo alto para estar a salvo de depredadores y enemigos. Después de hacer las pertinentes fotos, retomamos el sendero para después tomar un corta fuegos que asciende la ladera hacia la izquierda y que desemboca en una pista que ya no abandonaremos. Esta pista nos acerca hasta un puente sobre el arroyo de la Palla construido de madera y piedra donde aprovechamos para comer y descansar. Nos queda aún toda la ascensión hasta la cumbre del pico Castillo. Serán alrededor de setecientos metros de desnivel que tendremos que salvar.
Una vez que hemos repuesto fuerzas comenzamos la subida, por pista forestal, que sube zigzagueando, tiene pendiente pero se camina bien. Por fin llegamos a un collado, tomamos un poco de respiro y comprobamos con nuestros propios ojos que la subida no ha hecho más que empezar puesto que ante nosotros aparece un empinado corta fuegos que es el que nos llevará hasta lo más alto. La verdad que da un poco de susto empezar a subirlo pero llegados a este punto no queda más remedio. La subida por el corta fuegos se hace lenta y fatigosa, la pendiente es muy fuerte y tenemos que parar de vez en cuando a tomar un poco de aire. Nos lleva un buen rato y no menos esfuerzo subir pero conseguimos llegar hasta la cumbre del pico Castillo, que es una inmensa planicie desde donde se divisa un paisaje espectacular de toda la sierra de Quilamas y de la de Francia, con multitud de pueblos esparcidos por todas partes. Los buitres, enormes, leonados y negros, nos reciben volando sobre nuestras cabezas, ¡son impresionantes! Conseguimos descubrir los restos de muralla que todavía quedan de cuando aquí hubo un castillo, posiblemente el de Rodrigo y Quilama, y parece que por su extensión circundaba bastante terreno.
Y ya, sólo nos queda disfrutar de la zona, en completo silencio, únicamente se escucha el zumbido del viento, y dejar penetrar en nuestras retinas las bellas panorámicas que ante nosotros se muestran.
En poco tiempo, puesto que no disponemos de mucho, ya que oscurece más pronto, emprendemos el camino de regreso, que haremos más rápido puesto que es todo, cuesta abajo.
Nada más queda decir que el senderismo es una de mis pasiones y desde aquí DAR GRACIAS a todas aquéllas personas que han donado sus órganos. A mí me pusieron uno y gracias a eso hoy puedo seguir disfrutando de éstas aventuras. Desde aquí quiero aprovechar también para recordar con cariño a Celestino, que recientemente ha fallecido, compañero trasplantado de Ávila y compañero también del Camino de Santiago, donde tuvimos la ocasión de conocernos y compartir momentos inolvidables. También le encantaba caminar, y ahora, estoy seguro, que lo hará por las estrellas.




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