martes, 30 de octubre de 2012

Los peregrinos de ALCER recorren el Camino Inglés

ALCER SALAMANCA. CAMINO DE SANTIAGO  CAMINO INGLÉS  10 al 14 de Octubre de 2012

Día 10 El Ferrol-Pontedeume. Distancia: 30 km.
Muy temprano, a las 5 de la mañana, salimos desde Salamanca en automóvil con destino a Ferrol. Esta vez solo éramos diez caminantes: Marga, Paco, Rosa, Pablo, Juan, Neme, Carmen, Mª Ángeles, Pilar y Luis Mi.


Una vez en Ferrol, a las 11.15 h. comenzamos a caminar  desde el muelle de Curuxeiras con destino a Pontedeume, con la ilusión puesta en la aventura que suponía este nuevo reto. Al pasar por la Iglesia del Convento de San Francisco, decidimos entrar y rezar una oración por Celestino, querido caminante y compañero que nos dejó el pasado mes de Septiembre; a lo largo de todo el camino tuvimos en nuestra mente su recuerdo y el de su esposa Juani.
El camino discurre bordeando la margen izquierda de la ría de El Ferrol, en su ribera se encuentran instalaciones militares y astilleros civiles, cuyas enormes grúas parecen repetirse una y otra vez a lo largo de la ría. Dejamos la ciudad y el sendero se adentra por una zona más boscosa, cruzándose con tramos de carretera, autopista y caminos locales. El grupo de caminantes se dispersa, hay que estar atentos a la señalización, un despiste supone retroceder lo andado y el cansancio se empieza a notar.

Recorridos los primeros 12 km., pasamos por el monasterio de San Martiño en O Couto y llegamos al poblado de Neda. Aquí la vegetación que bordea la ría desaparece y en su lugar hay un cuidado césped  con bancos, desde los que se puede divisar el discurrir del brazo de mar; algunos decidimos descansar en este remanso de paz y reponer fuerzas, dando cuenta de las viandas que portábamos.
Retomamos de nuevo el camino pasando por un puente que nos traslada al otro lado de la ría, allí se encuentra el albergue de Neda, comienza a llover, este meteoro tan típico de esta tierra, nos acompañará ya durante el resto de la etapa.
El último tramo se hace más duro debido a la intensa lluvia, el grupo de caminantes se dispersa.
        
Por fin divisamos “o ponte”, el puente de Pontedeume, sobre él traspasamos el río Deume y nos dirigimos al Albergue municipal. Al entrar en el pueblo arrecia la lluvia, Juan y Neme se alojan en un hostal, frente a él hay una parada de autobús. Llega un bus de color verde –como todo en Galicia- del que comienzan a bajar viajeros, a primera vista parece una excursión de jubilados que se alojan en el Hostal, pero  de repente, divisamos algunas personas conocidas, nos limpiamos los cristales de las gafas empañados por la lluvia y, oh! sorpresa, entre los jubilados del autobús están nuestras compañeras caminantes Carmen y Rosa, también Pablo que, rezagado sale el último del bus. Estos se habían extraviado y como se hacía de noche, decidieron tomar el bus. 

Día 11 Pontedeume-Betanzos 22 km.
A las 8 de la mañana llueve con fuerza,  unos trabajadores locales pronostican que  se pasaría así toda la mañana, augurio que gracias a nuestro Santo protector no se cumplió. Al salir del pueblo una intensa pendiente del camino nos anuncia que la etapa será difícil.El camino discurrió con constantes subidas y bajadas, aunque con un paisaje muy bonito en el que los bosques están salpicados de pequeñas poblaciones, con casas rodeadas de enormes plantas de hortensia. Nuestra compañera María Ángeles, aficionada botánica, pidió a una vecina un propágulo de hortensia para plantar en Andavías, su pueblo, este esqueje nos acompañó el resto del Camino.
Llegados a Betanzos, donde no hay albergue, algunos peregrinos nos alojamos en un piso-pensión, Paco y Marga insistían que ese alojamiento había tenido otro uso más lúdico. Como estábamos todos rendidos, tras cenar y tomar un café en una terraza de la plaza, nos retiramos a dormir.

Día 12  Betanzos-Bruma 28 km.
Partimos temprano y descansados, tras dos días caminando el cuerpo se acostumbra y las piernas nos piden movimiento.
Andados los primeros metros, el camino se rodea de pinares, Pilar y Luis Mi están rezagados. Al llegar a una bifurcación ¡sorpresa!; surge una gran pancarta entre dos pinos, en la que puede leerse “FELICIDADES PILAR”, junto a la que esperan el resto de compañeros con globos, regalos y felicitaciones para Pili por su onomástica, ésta agradece emocionada tantas atenciones…..
   
Al llegar a Leiro nuestros compañeros Juan y Neme, siempre tan unidos y solícitos con el resto de caminantes, nos tienen preparado el almuerzo. Bandejas de jamón, lomo embuchado, queso zamorano y bota de vino  habían surgido de sus mochilas como por ensalmo, estaban dispuestas en una gran mesa de piedra, junto a dos enormes parrillas bajo un tejado  preparado para celebraciones, contiguo al cual se encuentra la Iglesia de Santa Eulalia, con su cementerio. Ante tal conjunto de edificios, Paco bromeó sobre el verdadero uso que allí se hacía de las parrillas.
              
A mitad del camino, tras una fuerte pendiente donde algunos subimos casi a gatas, paramos en San Paio de Vilacoba, en Casa Julia, fonda en la que con el café nos ofrecen filloas. Algunos compañeros, al comprobar que su carta ofrece el delicioso cocido gallego, deciden quedarse a comer y hacer el resto del camino con la vianda a cuestas, pero repuestos.
 
El resto decidimos continuar, encontrándonos con un nuevo tramo de fuertes subidas, tras el cual el camino comienza a descender hasta el albergue situado en Hospital de Bruma. El sitio está bien, es de construcción reciente, allí nos encontramos con otros peregrinos que llenan el pequeño dormitorio repleto de literas. Tras un breve refrigerio a base de perrunillas salmantinas, el hospitalero nos comunica que el toque de queda es a las 10 de la noche, hora a la que todos estamos ya embutidos en nuestros sacos de dormir…. algunos incluso roncando.

Día 13 Bruma-Sigüeiro 24 km
Este tramo fue menos duro de lo que esperábamos. Tras cruzar los municipios de Ordes, Xeixo y Ardemil, el camino discurre por una zona forestal con bosques de eucaliptos, pinos y castaños hasta llegar a un polígono industrial desde el que se accede a la población. Llegamos a Sigüeiro a buena hora para tomarnos un caldito gallego y chuletas de ternera en el restaurante del Hostal Miras, donde todos los caminantes nos quedamos esa noche a dormir.

Día 14 Sigüeiro-Santiago 16 km.
Para este tramo final decidimos salir temprano,  con objeto de llegar pronto a Santiago y asistir a misa de doce en la Catedral. A las  7.30 h. de la mañana, con una intensa lluvia, partimos por la calle Real y cruzamos un antiguo puente de piedra sobre el río Tambre. Comenzamos a subir una fuerte pendiente, dejando a nuestro paso una ermita que se encuentra a las afueras de Sigüeiro. Como la noche era muy cerrada y la lluvia arreciaba, tuvimos que ayudarnos con linternas; a cada bifurcación del camino teníamos que parar y detectar las marcas o mojones que señalaban la ruta correcta, esto nos impedía alcanzar un buen ritmo en el paso.
Una vez que amaneció, la lluvia cesó y como el camino discurría paralelo a la carretera nacional, algunos peregrinos decidimos ir por su arcén para llegar antes a Santiago. 
Como era domingo no había mucho tráfico y la etapa, aunque monótona, se hizo corta. Pronto divisamos Santiago, poco a poco se acercaban a nosotros las torres de la Catedral, sentíamos, como en otras ocasiones, una especie de tranquilidad, nerviosismo y sosiego al mismo tiempo, al acercarnos a la Plaza del Obradoiro. Para Rosa y Pablo fue un momento muy especial, era la primera vez que como peregrinos llegaban a Santiago. En la Plaza, lo primero que hicimos fue juntar al aire nuestros bastones de caminante y dedicar unas palabras a nuestro compañero Celestino. Allí nos hicimos la típica foto frente a la Catedral.
Después nos dirigimos a la oficina del peregrino, donde estamparon el último sello en nuestras credenciales y nos dieron la Compostela, símbolo de haber realizado la peregrinación.
Tras reponer fuerzas en la terraza de una cafetería, nos fuimos a la Catedral para oír misa y dar gracias por haber concluido el camino sin incidentes. Eran las 11.45 y el templo estaba repleto de fieles, no había ya muchos sitios para sentarse, algunos nos acoplamos al lado de las columnas, en su nave derecha. El oficiante relató los países y provincias de donde procedían los peregrinos y entre otros, nombraron a nuestro grupo de ALCER, después disertó sobre lo difícil que lo tienen los ricos para entrar en el reino de los cielos. Bueno… creo que en esos momentos todos nos sentíamos ricos, pero de una riqueza espiritual, llenos de satisfacción por haber culminado nuestra meta.
El botafumeiro voló sobre nuestras cabezas e impregnó todo en un ambiente medieval….. del que nos despertó un señor con hábito marrón y una bolsa de tela en las manos –también marrón-, a la que arrojamos unas monedas.
Tras la celebración paseamos por el centro histórico de Santiago, aprovechando para comprar algunos regalos.
Carmen nos recomendó ir a comer al restaurante Manolo, allí por 9 € dimos buena cuenta de un variado menú. Al salir el tiempo era desapacible, había bajado la temperatura y comenzado a llover. Sobre las 5 de la tarde partimos todos para Salamanca, llegando con bien sobre las 21 h., haciendo ya planes para realizar un nuevo Camino.









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